miércoles, 11 de diciembre de 2013

Blog, maratón y una mirada al futuro.


BLOG

Después de una larga inactividad en mi blog, hoy quiero empezar una nueva etapa.
Recuerdo que en una de mis anteriores sequías de publicación de artículos dije que no siempre había cosas que contar en un blog. Esta vez no ha sido igual, desde mi último post en agosto hasta aquí sí ha habido muchas cosas sobre las que escribir. 
Por desgracia nuestro tiempo y energía no son ilimitados por lo que he tenido que priorizar.
A principios de julio empecé a dirigir la preparación de un numeroso grupo de atletas para el maratón de Valencia de manera muy concienzuda.
En el mes de agosto fui Blogger oficial de RTVE  (Teledeporte) en los mundiales de atletismo de Moscú. A esto hay que sumarle el tiempo para mi familia, mi horario laboral de lunes a sábado y por supuesto a pesar del escaso tiempo libre del que disponía, tuve que autoentrenarme, soportando el cansancio físico y mental que conlleva la preparación de un maratón.
Como entenderéis no podía permitirme ningún tipo de fuga de energía ni de concentración si no quería que la vida me pasara por encima, aunque a veces tengo la sensación de que sí me ha pasado. Por ello debía de postergar algunas cosas y entre ellas estaba el blog.
Durante este tiempo mi único medio de expresión ha sido a través del Twitter, me encanta escribir y a pesar de que muchos opinan que vivimos en la época post-blog, me gustaría volver a retomar mis artículos,  por la simple razón de que me gusta escribir en él.
Dicho esto espero que no hayan futuros paréntesis de tanta duración en la publicación de post, por eso a partir de ahora quiero mantener vivo el blog.

MARATÓN

Como os he dicho antes esta vez sí  he tenido muchas cosas que contar, es una pena que no pueda detenerme en detalles, se haría muy largo, por lo que voy a hablar directamente de la carrera de maratón que corrí el 17 de noviembre.
Esta vez todo era diferente a mis anteriores 4 maratones, los días anteriores a la carrera estaba muy tranquilo. Conforme se acercaba el día 17 me sorprendía lo relajado que me encontraba. En mis otros maratones me subía por las paredes los días previos.
Este maratón era diferente a todos los demás, era mi reaparición en los 42 kilómetros después de todo lo que me había ocurrido, con lo que llevaba una carga emocional añadida.
La noche del 17 dormí perfectamente, a las 6 de la mañana sonó el despertador, sin prisa y sin desayunar me desplacé hasta a la zona de la carrera.  
En mi cabeza como había dicho las semanas anteriores sólo existía un objetivo: bajar de 2h:30 min. 
En mi preparación no había hecho entrenamientos para enmarcar, pero sí como para tener la confianza suficiente de que a 3:30-32 por kilómetro podía correr 42k sin problemas.
Por lo que decidí arriesgar pero con la suficiente cautela para poder lograr mi objetivo. Sin tener que asumir un riesgo demasiado elevado, opté por no seguir a un grupo de corredores que iban a pasar la media maratón en 1h13min.
Antes de salir tuve la suerte de poder hablar con José Luis Arenas y Alberto Fernández, ellos llevaban la misma idea que yo, bajar de 2.30, pero  pasar la media a 1:14.
En los primeros kilómetros era muy tentador acelerar un par de segundos e ir con el grupo de delante, pero hicimos lo correcto y nos mantuvimos a nuestro ritmo.
Mis sensaciones eran buenas pero no corría del todo tranquilo, me faltaba la confianza que tenía  antes, esa seguridad en mí mismo que me hacía tirar sin miedo en las carreras.
Los primeros kilómetros íbamos José Luis, Alberto, un ucraniano y yo.
Todo iba perfecto hasta que en el 15 empecé a notar un poco de dolor de estómago.
Por un momento tuve miedo de quedarme desenganchado del grupo, pero José Luis se percató del mal trago que estaba pasando, se puso delante y me dijo que me relajara detrás de él. Así lo hice, me puse detrás de José Luis y Alberto, y a los pocos metros ya estaba recuperado.
La carrera transcurría con normalidad, yo iba sumando kilómetros a 3:32 y me encontraba perfecto.
Al paso por la media maratón todo iba bien, el tiempo era el que quería 1:14:10,  los kilómetros iban cayendo y seguía encontrándome increíblemente bien. Pasado el kilómetro 27 me dije:”Bueno, ahora sólo hay que llegar al final de la Avda. Burjassot, giramos en el Bioparc y está todo hecho”.
Cuando pasé por el kilómetro 33, lo tenía claro, mi sueño de bajar otra vez de 2:30 iba a volver hacerse realidad, estaba seguro, me encontraba muy bien y con ganas de apretar más fuerte.
Tenía muy claro que no me iba a descolgar del grupo, pero en ese momento, al hacer el giro hacia la Avd del Cid, en el avituallamiento del 35, un dolor increíble de flato  me cogió en medio de la espalda, era tan fuerte que me ahogaba, no podía respirar, no me entraba aire, era como si me hubieran clavado un puñal en la espalda.
Me paré, nunca olvidaré la imagen del grupo yéndose, con ellos se iba mi marca.
Las personas para tener un proceso de toma de decisiones recuperando  recuerdos, necesitamos un tiempo y un esfuerzo, para poder recordar y decidir.
Es increíble y no deja de sorprenderme como en cuestión de décimas de segundos en una carrera uno es capaz de llevar a cabo ese proceso.
Os digo esto porque en el momento en que me paré y les dejé ir, me dije: ”Adiós, se acabó” , pero en unos segundos y aún con fuerte dolor en la espalda pude volver a correr, poco a poco el dolor me fue dejando correr, pero para entonces el grupo ya casi ni lo veía.
Fue entonces cuando empecé a recordar que una vez escuché a un entrenador de maratón japonés, que decía que sus pupilos jamás tiran la toalla aunque se descuelguen del grupo, ellos están entrenados para intentar volver a conectar con el grupo. Entonces pensé: “Yo también puedo” Todos estos procesos mentales son décimas de segundo.
Cambié de ritmo y al mirar el gps me di cuenta que estaba parado, no hice ni caso, mi misión era tirar tan fuerte como pudiera. Al llegar a la altura de la calle colón empecé a acercarme al grupo. Por lo que pude calcular no me cabe ninguna duda que corría por debajo de 3:20, no iba a parar hasta cogerles. Al llegar al edificio de la ópera, es decir a la bajada al río, ya los tenía, pero otra vez el flato en la espalda me dejó sin poder moverme. En ese momento sí que tiré la toalla, sin apenas poder respirar hice los últimos 800 metros, totalmente abatido. Al encarar la meta y ver que marcaba 2:29:47, me dejé llevar. Al final entré en 2:30:15.
Fueron unos segundos que no olvidaré nunca, no sentía rabia, sentía tristeza, me había encontrado tan bien, era tan injusto... En fin, pasé un mal rato pero después, a las 2 horas más o menos ya había pasado página, no quise pensar en ello, sólo pensar en todo lo que el futuro me deparará.

Uno de los momentos más decepcionantes que he vivido



UNA MIRADA AL FUTURO

Una vez pasadas unas horas y con la distancia suficiente  hice una reflexión desde el análisis objetivo y no desde las emociones. Me sentí muy feliz, había corrido el maratón muy fácil, al cruzar la meta no tenía la sensación de haber finalizado un maratón, estaba perfecto y no me dolía nada ni tenía el cansancio propio de los 42k.
La reflexión que me hice fue: “No has bajado de 2:30 por el flato, sólo por eso, si no hubieras tenido flato, hubieras bajado de 2:30, con facilidad y sin excesivo esfuerzo, todo lo contrario que en  2011”.  Es el maratón que mejor he acabado, al día siguiente no me dolía nada.
Hay que sumar que prácticamente era mi tercera competición seria desde mi reaparición,  durante la preparación sólo había competido en siete aguas y el día de la media maratón, las otras dos carreras las había aprovechado para entrenar.
Ahora mismo tengo la cabeza llena de sueños e ilusiones, hace un año por estas fechas estaba corriendo a 6, en estos momentos tengo la sensación que puedo correr mucho más rápido que antes. Está claro que hay que vivir el presente, pero si no tenemos ilusiones por cumplir sueños, nos convertimos en muertos vivientes que vivimos por inercia. Todo lo que os he contado y más que os iré contado, me hace pensar una cosa, estoy seguro que mi mejor maratón está por venir.



miércoles, 7 de agosto de 2013

Calor, humedad y maratón.



Una de las frases que más oigo en los últimos días es: ``No me salen los entrenamientos, no se que me pasa... ´´.
Para los que hemos decidido correr un maratón en otoño, en mi caso el de Valencia, el mes de agosto no es sinónimo de descanso, sino de entrenamiento. Está claro que ni el kilometraje ni la intensidad van a ser como en septiembre o en octubre, pero bien es cierto que estamos totalmente metidos en harina.  
No os quiero soltar una parrafada de datos, de cómo el calor afecta al atleta, ni cómo nos puede afectar el porcentaje de líquido que perdemos en cada entrenamiento, si queréis saber datos de ese estilo sólo tenéis que buscarlo en la red y os aparecerán  un montón de estudios al respecto.
Yo os voy hablar de mi  experiencia al respecto como atleta y entrenador.
Seguramente todos conocemos a alguien a quien los entrenamientos en verano le salen bien a pesar de las condiciones climáticas, pero a la gran mayoría que entrenamos en la ciudad de Valencia, el calor y la humedad nos afectan mucho.
Recuerdo perfectamente que el verano de 2011, en estas mismas fechas, no conseguía sacar ningún entrene a la perfección. Al principio pensé que algo estaba  haciendo mal, pero decidí no hacer caso al crono ni a las sensaciones, tenía claro que lo que estaba haciendo era lo correcto. Durante todo el mes competí fatal, no me salió ningún entrenamiento al ritmo que me había marcado. Aun así me mantuve firme. No os voy a engañar, en algún momento llegué a pensar que estaba tirando todo por la borda.
En septiembre dos cuartos de lo mismo, recuerdo un largo rodando a 4´30´´ en el que iba totalmente muerto.
Las competiciones me empezaron a salir un poco mejor, lo que me sirvió para recibir un poco de feedback positivo y seguir con la motivación en los entrenamientos, pero los entrenes seguían igual de mal.
Llegó octubre y las temperaturas, aunque no mucho, bajaron. A partir de ahí empecé a notar que en los rodajes  podía correr de 10 a 20 segundos más rápido por kilómetro; con las series pasó lo mismo, no tenían nada que ver con las de agosto o septiembre. Todo parecía que iba cogiendo forma.
Unos días antes de la media maratón de Valencia, las series y los rodajes salían mejor de lo que me había programado para esa fecha.
Estaréis pensando: “toda esta parrafada... ¿para qué?”.
Os cuento esto para que todos los que estéis preparando el maratón sepáis que las condiciones climatológicas nos pueden afectar mucho, no me canso de repetirles a mis atletas que mantengan la calma, que es normal que no salga nada con tanto calor y humedad.
Escuchar vuestro cuerpo y cumplir con los kilómetros, pero  no  os preocupéis si los ritmos no os salen tal y como los teníais marcados.  
El maratón es una prueba donde no se puede alcanzar la excelencia en cada uno de los entrenamientos, el truco para los 42 kilómetros está en acumular entrenamientos correctos y no perder kilómetros ni días de entrenamiento por hacer burradas.
Me he decidido a escribir este post porque yo mismo estoy ahora haciendo entrenamientos por debajo de mis expectativas, pero soy consciente de que si cumplo con los kilómetros y consigo encadenar día a día un entrene detrás de otro, cuando llegue el día todo saldrá.
Ir con cuidado, el maratón se corre en noviembre, no en septiembre ni en octubre. Así que estar atentos a las señales que os envía el cuerpo y no tengáis prisa por coger el punto de forma, si vuestro entrenamiento está bien estructurado estar tranquilos, que los tiempos y las buenas sensaciones llegarán.

lunes, 15 de julio de 2013

La vitrina de los trofeos


Como os dije, el sábado corrí  los 10k de Albal.
No me lo tomé como una competición pura y dura, de todas maneras mi intención sí era la de forzarme para correr fuerte.
La carrera empezó con un ritmo demasiado fuerte para mí, salimos a 3:17 el primer kilómetro, con el agravante de la equivocación de la moto que abría  carrera,  nos desvío por una calle que no era y tuvimos que retroceder unos metros atrás, fue muy molesto ese giro en seco.
El segundo kilómetro a 3.22, el tercero a 3:30.
A partir de ahí empecé  a pagar el ritmo inicial y tuve que dejar irse al grupo de corredores con los que iba. Empecé a ver kilómetros a 3:40, pero no podía más, tenía una sensación de asfixia que era muy molesta, entre la alta humedad y los 36 grados, se me hacían eternos los miles.
En el kilómetros 7 empezó a molestarme mucho el pulsómetro, nunca me había pasado, desde que he vuelto jamás me lo he quitado, es mas, si algún día no lo he tenido no he salido a entrenar.
Pero en serio, llegué a agobiarme hasta tal punto que dije: “a tomar”, y me lo quité.
A partir de ese momento me noté que respiraba mucho mejor y pude volver a correr por debajo de 3:40.
La verdad es que decidí quitarme el pulsómetro porque no había llegado a 160 pulsaciones en toda la carrera y como por el cansancio tampoco podría correr mucho más rápido, consideré que no pasaba nada.
Al final 6º de la general y 3º de mi categoría, el tiempo 35:45, pero eso es lo de menos, con el calor el crono me da igual.
Lo que más valoro es subir a un podium en la segunda carrera de mi nueva etapa, si en el mes de enero me hubieran dicho que en mi segunda carrera subiría a por un trofeo, no me lo hubiera creído. Al final las sensaciones en carrera muy malas, pero muy satisfecho por poder abrir después de una año otra vez la vitrina de los trofeos.  


Laura ya había subido a por trofeos con papa, Ana se estrenó el sábado.

 Clasificación: 


viernes, 12 de julio de 2013

Empieza la fiesta

Mañana sábado vuelvo a correr otra carrera. Hubiera  ido a correr la de Chiva, pero el 10k de Albal, es una carrera que hice en el año 2011  como preparación en mi camino al maratón, y este año si puedo quiero repetir las mismas carreras.
Tengo muchas ganas de correrla, aunque soy consciente de que no puedo estar delante por la simple razón de que aun no he entrenado ritmos para competir, pero bueno, he hecho el trabajo que tenía que hacer hasta ahora y ya llegarán los ritmos más intensos.
De todas maneras ahora sí tengo la sensación de que empieza la fiesta, la carrera de mañana es para mí el pistoletazo de salida a mi preparación para el maratón de Valencia 2013.
Este verano sea a un ritmo u otro, sea tipo entrenamiento o competición, pienso correr casi todas las semanas alguna carrera.
Para mí el verano es, ha sido y será siempre sinónimo de correr carreras populares.
Para la carrera de mañana no voy a descansar, hoy cumpliré con el entrenamiento que tengo marcado, en realidad lo de mañana lo veo más como un entrenamiento que como una competición.
Espero que no nos apriete mucho el calor aunque de  todas maneras, que queréis que os diga, para mí el calor tiene su punto: entrenar sin camisa por la carretera del Saler o por el río hasta acabar  “socarrao”, llegar a casa, abrir  la nevera y verla llena de bebidas isotónicas cada una de un color, hacer entrenamientos a horas intempestivas para poder correr un poco más rápido...ufff eso es la salsa de este deporte.
Lo pienso y me gusta, supongo que debe ser  porque el año pasado no pude disfrutar de eso (seguramente a mitad de agosto me estaré arrepintiendo de estas palabras...jajaja).
Os dejo este video, me parece brutal, al ver este tipo de videos me doy cuenta de lo que me apasiona el atletismo en su estado más puro, nada de mezclas raras.


miércoles, 3 de julio de 2013

Motivación, concentración y rendimiento.

Poco a poco voy cogiendo la rutina de entrenamientos como en anteriores temporadas, pero hay algo que falla, no me salen los tiempos, no meto la intensidad que debo, no sé, algo no funciona como antes.
Esta reflexión me la hacía hace unos días hasta que di con el quid de la cuestión:
La concentración.
Esa es la clave, fue como una bombilla que se iluminó en mi mente. No mantengo la concentración suficiente para entrenar, por lo que no rindo en los entrenamientos como debo. No me canso de decirles a mis atletas que este deporte es mental, si la mente no acompaña el físico no va, mira por donde va y caigo yo en esa trampa.  
En los últimos meses llegaba a los entrenamientos, los hacía, es decir cumplía a modo de rutina y punto. Lo tengo claro, si quiero progresar eso no puede ser  así, para poder rendir al máximo uno debe tener la cabeza y la motivación al 100% a la hora de entrenar.
Para que os hagáis una idea yo siempre he sido un atleta que no he perdonado ni un metro, ni un segundo en mi preparación, pero  últimamente me permitía dejar algún kilómetro, es más si el ritmo me era muy agobiante cedía segundos sin importarme mucho.
Sin ir más lejos antes de mi primera competición, es decir el 15k solo hice un día de series, hice 400 a 1´28´´, más lento que el ritmo que llevé en la carrera, eso es algo muy significativo.
Aunque dispongo de poco tiempo, siempre he tratado de dedicar unos minutos antes de acostarme a hacer ejercicios de visualización en los que repaso la técnica, los ritmos, y la intensidad a las que tendré que hacer frente en el entrenamiento del día siguiente.
No os quepa duda, ese tipo de cosas son las que marcan la diferencia.
Echando un poco la vista atrás, recuerdo que en mi preparación para el maratón del 2011,  hice un largo de 26 kilómetros por el cauce del río, en el que pasé por los 21k en 01h:13min. Os aseguro que en ese entrene, mi mente no estaba pensando en el próximo libro que me quiero leer o contra quien juega el Valencia el próximo fin de semana.
Lo tengo claro a partir de ahora, mi nivel de autoexigencia y concentración va a ser máximo, si no mejor que me dedique a jugar a la petanca.

lunes, 1 de julio de 2013

Un punto y aparte


El día 15 de junio se produjo mi reaparición en la carrera nocturna del 15k, la verdad es que el crono fue mucho mejor de lo que esperaba.
Quiero dar las gracias a toda la gente que me animó durante buena parte del recorrido, tanto atletas como espectadores.
Me hubiera gustado escribir un post sobre la carrera, para comentar sensaciones, sentimientos, pero la verdad es que ya estoy un poco cansado de hablar sobre mi recuperación, a partir de ahora todo lo que se refiere a lo que yo llamo “El incidente” quiero que forme parte sólo de mi pasado, mi presente es otro.
Quiero poner un punto y aparte en mi vida.
Si mi historia le puede servir a alguien como  fuente de inspiración para superar alguna adversidad me alegraré mucho, es más, si alguien necesita ponerse en contacto conmigo para algún consejo porque le haya sucedido algo parecido me encontrara siempre, pero yo ahora mismo solo quiero pasar página.
Pues eso, en el presente y en el futuro me veo como atleta y como entrenador, el pasado para lo bueno y para lo malo ya es historia.
En estos momentos en mi cabeza sólo hay una palabra: “Maratón”.

sábado, 15 de junio de 2013

jueves, 6 de junio de 2013

EL REGRESO

A estas mismas horas, tal día como hoy hace un año estaba tumbado dentro de un quirófano. En esos momentos como todos comprenderéis solo pensaba en recuperar mi salud,  pero os aseguro que cuando todos los médicos me decían que se había acabado el hacer deporte, había algo muy dentro de mí que nunca llegó a perder la esperanza.
Recuerdo que esas noches en el hospital cuando me dormía, en todos mis sueños me veía corriendo. Curiosamente un sueño que se me ha repetido mucho durante este año. El sueño era que salía en una carrera pero nunca llegaba a la meta, ni la encontraba, supongo que  debe ser algún mensaje raro del inconsciente.
Ahora echando la vista atrás y haciendo un poco la cronología de mi recuperación, yo la dividiría claramente en dos partes, la primera la psicológica y la segunda la física.
La parte psicológica está claro que es un proceso largo y de hecho creo que no estaré recuperado hasta dentro de mucho tiempo.
Pero la parte de la aceptación,  saber que todo había cambiado, que nada volvería a ser como antes fue muy dura.     
Recuerdo que pasó mucho tiempo hasta que pude volver a entrar en una tienda de deportes, más o menos hasta mitad de agosto.
Las camisas de las carreras las escondí todas, no tuve valor de ponerme ninguna.
También recuerdo los días previos a los Juegos Olímpicos de Londres, ansiaba verlos, pero el dolor era tan fuerte de pensar que ya no podía hacer deporte que hasta el último momento tuve dudas de si quería verlos, al final la pasión  por el atletismo fue mayor que mi frustración.
No fue un verano fácil el del 2012, tenía prohibido cualquier esfuerzo físico, hasta incluso poder jugar con mi hija. Solo me estaban permitidos paseos tranquilos.
Poco a poco fui aceptando mi nueva situación, hasta que llegó septiembre.
Con la idea totalmente hecha de que mi época como atleta se había acabado y habiendo superado un difícil proceso de aceptación, el día 19 de septiembre me presenté en el cardiólogo. Para mi sorpresa las pruebas salen positivas, después de dos operaciones se había solucionado el problema, había un 95% de probabilidades de que no pudiera correr, pero yo por increíble que parezca estaba en el 5% en que la recuperación había sido total.
A partir de ese momento empiezo mi recuperación física, con 9 kilos de más empiezo a correr a las pulsaciones pactadas por el equipo de cardiología, tendría que correr a las pulsaciones que me indicaran hasta el 19 de diciembre, como todos entenderéis el corazón no es una rodilla y querían asegurarse  que todo estaba bien antes de darme luz verde para poder volver a correr una carrera.
El día 19 de diciembre las pruebas vuelven a ser mejor de lo que se esperaban.
Siempre recordaré cuando el cardiólogo me dijo: “puedes volver a competir, las probabilidades que te pase algo son las mismas que las que pueda tener cualquier persona sana”.
Fue el mejor regalo de la Navidad. 
Y así empecé el 2013 con un poco de miedo, algo que supongo que siempre lo tendré, eso sí, con muchas ganas de volver a correr una carrera.
Como os dije en el anterior post las primeras semanas fueron muy bien, pero cuando empezó febrero los dolores de piernas y sobre todo de abductores eran insoportables.
Mi cuerpo no podía  entrenar como antes.
Durante febrero, marzo y abril el dolor no me deja correr.
A finales de Abril poco a poco vuelvo a intentar correr, por suerte pasan los días, acumulo entrenamientos y no aparece ningún dolor. Y así  llegamos al momento en el que me planteo mi regreso a las carreras. A principios de mayo mi decisión ya es firme, quiero volver independientemente del ritmo al que vaya. Como os comenté lo tenía decidido, debutaría en junio.
La distancia por la que en un principio quería empezar era por un 10k, como todos entenderéis mi nivel no es el que era y aventurarme en distancias mayores me da un poco de respeto, de todas maneras al final ha podido más el corazón, nunca mejor dicho, que la razón. Habían opciones de correr 10k en junio pero claro, poder volver a debutar como corredor por las calles de Valencia ha pesado más que todo lo otro.
Tanto esperar y ahora por fin ha llegado la hora de volver.
El día 15 de junio tomaré la salida del 15k nocturno de Valencia. Ha pesado mucho para que me decidiera por esta carrera que su circuito coincida con algunos tramos del maratón.
Quiero dejar bien claro que no tengo ni de lejos el nivel que tenía antes del incidente,  pero aun así para mí será uno de los mejores días de mi vida.

Cuando este verano estaba viendo la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, recuerdo que al salir el equipo de Gran Bretaña, sonó la canción Héroes de David Bowie, mientras lo veía  pensé: “si yo fuera un atleta y me ponen esa canción, me dejo la vida por conseguir una medalla”.   
Está claro que el sábado 15 de junio, no voy a conseguir ninguna medalla, ni lucharé por los puestos de delante, ni siquiera me acercaré a los ritmos en los que competía, pero me voy a dar el gusto  y cuando esté de camino a la carrera, me pondré los cascos y escucharé esa canción, después de haber comido tanta mierda creo que me lo merezco.
Un abrazo amigos y ahora sí, nos vemos el día 15 a las 22:00 horas.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Mi moneda cayó por la cara y no por la cruz

No os voy a mentir, con lágrimas en los ojos acabo de leer lo que escribí hace un año en este blog, es la primera vez que lo leo desde entonces, no había tenido valor para volver a leerlo. Pues sí, hoy 8 de mayo, hace justo un año volví a nacer, mi moneda cayó por la cara y no por la cruz como les ha pasado a muchos deportistas que por desgracia no lo han podido contar.
Con la distancia que me da el tiempo y con la tranquilidad de estar curado, ahora me atrevo a recordar y a escribir lo que sentí en el box de urgencias del hospital ese día. Recuerdo que una persona le dijo a uno de los médicos que estaban tratando de pararme la taquicardia: - “preparo el desfibrilador por si se nos queda”. En serio, son recuerdos que aun a día de hoy me cuesta enfrentarme a ellos, esa frase me ha perseguido muchos días del año transcurrido y supongo que me perseguirá toda mi vida.
Cuando lo recuerdo, lo que más me sorprende es que en ningún momento tuve miedo, en todo momento mantuve la calma, cosa que ahora pienso y me sorprende, es más, me horrorizo solo de recordarlo.
Creo que las personas cuando nos enfrentamos a situaciones tan extremas donde nuestra vida está en verdadero peligro, el sentimiento de supervivencia es tan grande que no hay lugar para el miedo.
No creáis que es fácil enfrentarse a esos recuerdos, y sinceramente lo que más me aterra cuando lo recuerdo no es el hecho de que yo podía haber muerto, sino el sufrimiento que les hubiera causado de mis seres queridos. Como podréis haber comprobado llevaba mucho tiempo sin escribir nada en el blog, pero creo que no tenía nada interesante que contar, veía absurdo poner los datos de un rodaje a 4´50´´ o hacer reflexiones de las que después me podría haber arrepentido, en el sentido que un día pensaba una cosa sobre mi futuro como deportista y al otro día pensaba otra, por lo que creo que lo mejor que he podido hacer ha sido guardar silencio.
Echando la vista hacia atrás, si no recuerdo mal fue el 19 de septiembre cuando me dijeron que podía volver a correr, de todas maneras tuve que estar hasta finales de diciembre con un plan especifico de recuperación que me ordenó el cardiólogo. A finales de diciembre empecé poco a poco a entrenar, luchando más contra la cabeza que contra el cuerpo.
Pasaba días buenos, días que me volvía andando a casa por el miedo. En fin, poco a poco iba aumentando los días de entrenamiento con la única intención de disfrutar, nada de competir. Todo parecía ir bastante bien, al final entrenaba con asiduidad y había llegado a convivir de una manera razonable con el miedo.
A las pocas semanas de estar así, me empezaron a aparecer dolores en las piernas: isquiotibiales, abductores, gemelos, cuadriceps, etc. Los dolores no desaparecían pero podía entrenar, aunque a un nivel muy inferior del que yo entrenaba antes del incidente, de todas maneras para mí aquello era suficiente.
Las molestias no fueron a menos y a mitad de febrero decidí parar, no podía seguir corriendo con tanto dolor. Por lo visto a mi cuerpo no le había sentado nada bien todos los meses que pasé casi sin moverme. En marzo volví a intentar correr, pero cuando me ponía a correr por debajo de 5, el dolor en los abductores y los isquios era insoportable. Tenía claro que solo volvería a entrenar si no me dolía nada.
Desde mitad de febrero hasta finales de abril he estado sin correr. Desde el día 22 de abril hasta hoy llevo entrenando sin dolor, pero con mucha calma. Haciendo un poco de retrospectiva y analizando los cambios que ha sufrido mi vida desde hace un año, todo no ha sido tan malo.
He podido vivir como entrenador los éxitos desde otro punto de vista de una manera igual de intensa, he participado en charlas y conferencias de atletismo, he creado un proyecto deportivo en el cual tengo depositadas muchas ilusiones, pero sobre todo, lo mejor de lo mejor, ocurrió el día 17 de Abril, ese día nació Ana, mi segunda hija. Que queréis que os diga, en la vida nunca se sabe, a veces lo que creemos que nos viene como una desgracia acaba por transformar nuestra vida de una manera más positiva. Todo esto está muy bien, pero creo que es hora de mirar al futuro cara a cara. Nunca me hubiera imaginado volver a correr carreras sin estar ahí delante, es más se me va a hacer muy duro ver salir a la gente y no poder seguirles, pero yo soy un adicto a las populares, por eso no escribí nada este invierno. Algunos días estaba decidido a debutar en cualquier carrera popular y otros tenía claro que nunca volvería a correr si no conseguía un nivel como el de antes.
A día de hoy no he conseguido ni de lejos acercarme a mi nivel anterior, pero lo tengo decidido, voy a debutar en junio, aun no he decidido que carrera pero será en junio, me da igual correr a 5 a 6 o a 7, pero quiero correr carreras como antes independientemente del ritmo. Se me hará raro no verme delante y me costará anímicamente ver que no puedo ir rápido, pero necesito volver a respirar el ambiente de las carreras, es mi vida.
Antes de acabar quiero decir que no ha sido, ni lo es aun nada fácil correr sin miedo, solo un perturbado no tendría miedo, de todas maneras no corro por sentirme bien, corro por sentirme vivo y lo pienso seguir haciendo hasta el día que deje de existir .
Nos vemos en Junio amigos.