(Lo que vais a leer ahora lo escribí el lunes y no lo iba a
publicar, pero prefiero publicarlo, porque no sé cuando será mi próxima carrera
debido a un percance que sufrí ayer martes, a lo largo del día hoy o mañana, os
contaré lo que me ha pasado.)
Ya van 3 carreras del circuito Diputación.
La carrera de Cheste me sorprendió bastante, el año pasado
la corrí, pero no tenía un recuerdo claro de cómo era, sabía que habían subidas
pero ni mucho menos como las que me
encontré.
Llegué a la carrera sin descansar, es decir, no bajé ni el
volumen de kilómetros ni la intensidad
durante la semana.
Sin ir más lejos, el viernes a las 21:00 estaba entrenando.
La carrera fue mucho más dura de lo que pensaba, empecé a un
ritmo muy fuerte, demasiado, así que decidí a partir del kilómetro 2 relajarme
un poco, si no quería reventar.
Me cogió un grupo de corredores; la carretera seguía con una
cuesta que nunca acababa y el viento soplaba con más fuerza cada vez. Menos en
un momento que un corredor pasó delante, me tuve que pasar todo el rato tirando
yo, aunque no me importaba, tenía claro
el ritmo que quería llevar.
Y así hasta casi el kilómetro siete; se me hizo bastante
asqueroso todo con tanto viento y tanta subida.
Después llegó la bajada y por fin pude soltar zancada y
correr más rápido.
Pero joder qué asco, hasta llegar al siete.
Al final bien. Me salió una media de 3:18, el tiempo en meta
sobre 33:20.
Décimo de la general y octavo de mi categoría.
En definitiva, bien. Mi objetivo era el de llegar entre los
10 primeros y sumar otra carrera de Diputación, sin alterar mis entrenamientos.
El domingo tenía que hacer un largo.
Mi idea en un principio era la de hacerlo tranquilamente por
el Saler, con musiquita y sin más
presiones.
Así que el sábado por la noche, como no había quedado con
nadie para entrenar, para cenar me puse hasta las cejas de burritos con tabasco
y unas buenas coronitas.
Después se me hicieron las 3 de la madrugada escuchando en
la radio a Iker Jiménez.
No me preguntéis por qué, pero a las 7 de la mañana estaba
sin una pizca de sueño.
Cuando me estaba preparando la ropa para irme a entrenar a
el Saler yo solo, me acordé de que me había inscrito en la media de Torrente
hacía un par de semanas, por si llegado el día me apetecía rodar con gente.
No lo pensé dos veces, para rodar solo mejor ir con gente, y
me fui para Torrente.
No calenté antes de la carrera porque como era una media, y
mi intención era rodarla no me preocupaba.
Antes de salir, mi amigo José Luis Del Campo me comentó que
me animara y fuera un rato con el grupo de cabeza, le dije que no, que yo
estaba allí para entrenar.
La carrera empezó y dejé que se marchara el grupo de cabeza.
Me quedé con varios corredores, saludándolos y comentando
como iba todo.
Me encontraba bien y relajado, cada vez veía que el grupo de
cabeza se distanciaba más, hasta que los perdí de vista.
Yo por mi parte me mantenía a mi ritmo, sobre 4, eso si,
subiendo todo el rato.
Cuando me di cuenta no llevaba a nadie detrás y al grupo de
delante ni en las rectas más largas los divisaba.
En el paso por el kilómetro diez les pregunté a los que
estaban dando agua si los primeros estaban muy lejos; me comentaron que ni con
una moto los cogía.
Miré el reloj y creo que ponía casi 40 min de carrera.
Pensé: - Voy a hacer los siguientes diez en
progresión-, Para mi sorpresa, empecé a
pasar kilómetros a 3:17, 3:15, 3:18, la verdad es que yo mismo me sorprendía de
lo bien que iba a esos ritmos y encima solo.
Creo que fue por el quince cuando empecé a ver muy a lo
lejos al tercer clasificado, no pensaba en cogerlo porque estaba muy lejos,
pero poco a poco veía que me acercaba más.
Calculando el ritmo que llevaba yo, y contando los segundos
que me llevaba en cada esquina, (conté unos 40 segundos), si no apretaba el
ritmo y yo no lo bajaba, calculé que sobre el 19 lo pasaría, y así fue, en el
19 me puse tercero de la carrera, y qué queréis
que os diga, a nadie le amarga un dulce.
Ya sé que hay gente que dice que le da igual llegar tercero
que octavo, y que los trofeos son trozos de hojalata y que no hay que darles
más importancia, todo eso está muy bien, pero sinceramente, a mi me gusta llevarme
la hojalata a mi casa.
Tiré con fuerza el kilómetro de bajada, sobre 2:55.
Ya en el 20 me giré y me relajé un poco porque había bastante
hueco con el cuarto clasificado.
Llegué a meta tercer clasificado, y habiendo hecho un
segundo 10.000 más rápido que la carrera del día anterior.
Las sensaciones fueron buenísimas y en ningún momento tuve
sensación de agonía, ni durante, ni al finalizar la carrera.
Acabé muy bien, más con sensación de haber entrenado que
competido.
A veces nos empeñamos en creer que si no salimos a un ritmo
muy fuerte no tendremos opciones a que nos salga una carrera rápida, es un gran
error que yo mismo suelo cometer en muchas carreras.
Yo mis mejores carreras y todas mis marcas personales las he
hecho de menos a más.
El problema está cuando buscas clasificarte dentro de unos
puestos y si te quedas solo pierdes todas las opciones, por lo que muchas veces
te sientes obligado a irte con el grupo.
Lo que está claro es que cuando buscas una marca, lo mejor
es salir de menos a más, si buscas una clasificación es diferente, ahí uno debe
de saber leer la carrera y saber cuando asumir riesgos.
Se me olvidaba, el tiempo fue 1:15 .