miércoles, 8 de mayo de 2013

Mi moneda cayó por la cara y no por la cruz

No os voy a mentir, con lágrimas en los ojos acabo de leer lo que escribí hace un año en este blog, es la primera vez que lo leo desde entonces, no había tenido valor para volver a leerlo. Pues sí, hoy 8 de mayo, hace justo un año volví a nacer, mi moneda cayó por la cara y no por la cruz como les ha pasado a muchos deportistas que por desgracia no lo han podido contar.
Con la distancia que me da el tiempo y con la tranquilidad de estar curado, ahora me atrevo a recordar y a escribir lo que sentí en el box de urgencias del hospital ese día. Recuerdo que una persona le dijo a uno de los médicos que estaban tratando de pararme la taquicardia: - “preparo el desfibrilador por si se nos queda”. En serio, son recuerdos que aun a día de hoy me cuesta enfrentarme a ellos, esa frase me ha perseguido muchos días del año transcurrido y supongo que me perseguirá toda mi vida.
Cuando lo recuerdo, lo que más me sorprende es que en ningún momento tuve miedo, en todo momento mantuve la calma, cosa que ahora pienso y me sorprende, es más, me horrorizo solo de recordarlo.
Creo que las personas cuando nos enfrentamos a situaciones tan extremas donde nuestra vida está en verdadero peligro, el sentimiento de supervivencia es tan grande que no hay lugar para el miedo.
No creáis que es fácil enfrentarse a esos recuerdos, y sinceramente lo que más me aterra cuando lo recuerdo no es el hecho de que yo podía haber muerto, sino el sufrimiento que les hubiera causado de mis seres queridos. Como podréis haber comprobado llevaba mucho tiempo sin escribir nada en el blog, pero creo que no tenía nada interesante que contar, veía absurdo poner los datos de un rodaje a 4´50´´ o hacer reflexiones de las que después me podría haber arrepentido, en el sentido que un día pensaba una cosa sobre mi futuro como deportista y al otro día pensaba otra, por lo que creo que lo mejor que he podido hacer ha sido guardar silencio.
Echando la vista hacia atrás, si no recuerdo mal fue el 19 de septiembre cuando me dijeron que podía volver a correr, de todas maneras tuve que estar hasta finales de diciembre con un plan especifico de recuperación que me ordenó el cardiólogo. A finales de diciembre empecé poco a poco a entrenar, luchando más contra la cabeza que contra el cuerpo.
Pasaba días buenos, días que me volvía andando a casa por el miedo. En fin, poco a poco iba aumentando los días de entrenamiento con la única intención de disfrutar, nada de competir. Todo parecía ir bastante bien, al final entrenaba con asiduidad y había llegado a convivir de una manera razonable con el miedo.
A las pocas semanas de estar así, me empezaron a aparecer dolores en las piernas: isquiotibiales, abductores, gemelos, cuadriceps, etc. Los dolores no desaparecían pero podía entrenar, aunque a un nivel muy inferior del que yo entrenaba antes del incidente, de todas maneras para mí aquello era suficiente.
Las molestias no fueron a menos y a mitad de febrero decidí parar, no podía seguir corriendo con tanto dolor. Por lo visto a mi cuerpo no le había sentado nada bien todos los meses que pasé casi sin moverme. En marzo volví a intentar correr, pero cuando me ponía a correr por debajo de 5, el dolor en los abductores y los isquios era insoportable. Tenía claro que solo volvería a entrenar si no me dolía nada.
Desde mitad de febrero hasta finales de abril he estado sin correr. Desde el día 22 de abril hasta hoy llevo entrenando sin dolor, pero con mucha calma. Haciendo un poco de retrospectiva y analizando los cambios que ha sufrido mi vida desde hace un año, todo no ha sido tan malo.
He podido vivir como entrenador los éxitos desde otro punto de vista de una manera igual de intensa, he participado en charlas y conferencias de atletismo, he creado un proyecto deportivo en el cual tengo depositadas muchas ilusiones, pero sobre todo, lo mejor de lo mejor, ocurrió el día 17 de Abril, ese día nació Ana, mi segunda hija. Que queréis que os diga, en la vida nunca se sabe, a veces lo que creemos que nos viene como una desgracia acaba por transformar nuestra vida de una manera más positiva. Todo esto está muy bien, pero creo que es hora de mirar al futuro cara a cara. Nunca me hubiera imaginado volver a correr carreras sin estar ahí delante, es más se me va a hacer muy duro ver salir a la gente y no poder seguirles, pero yo soy un adicto a las populares, por eso no escribí nada este invierno. Algunos días estaba decidido a debutar en cualquier carrera popular y otros tenía claro que nunca volvería a correr si no conseguía un nivel como el de antes.
A día de hoy no he conseguido ni de lejos acercarme a mi nivel anterior, pero lo tengo decidido, voy a debutar en junio, aun no he decidido que carrera pero será en junio, me da igual correr a 5 a 6 o a 7, pero quiero correr carreras como antes independientemente del ritmo. Se me hará raro no verme delante y me costará anímicamente ver que no puedo ir rápido, pero necesito volver a respirar el ambiente de las carreras, es mi vida.
Antes de acabar quiero decir que no ha sido, ni lo es aun nada fácil correr sin miedo, solo un perturbado no tendría miedo, de todas maneras no corro por sentirme bien, corro por sentirme vivo y lo pienso seguir haciendo hasta el día que deje de existir .
Nos vemos en Junio amigos.