domingo, 13 de marzo de 2011

Las reglas del juego

Recuerdo que siendo yo cadete, una tarde al finalizar un entrenamiento, le comenté a mi entrenador que me dolían mucho las piernas, él me contestó:
``Si no quieres que te duelan las piernas, practica otro deporte ´´.
A partir de ese momento, me fui haciendo la idea de que el dolor de piernas no era exclusivo en mi persona, que la carrera de fondo y el dolor, van unidos de la mano.
Hasta ahí todo bien, me compensaba y me sigue compensando, a cambio de aguantar dolor yo puedo hacer lo que mas me gusta.
Lo del dolor queda claro y lo asumo, lo de una lesión o enfermedad cada temporada que te hace perder unos días, con cierta resignación también lo acepto, son las reglas del juego.
Pero hay algo en este deporte que ningún entrenador explica a sus atletas, me refiero a que aparte del dolor también en muchas ocasiones este deporte te regala algunas dosis de frustración.
Para mejorar unos minutos, unos segundos, unos puestos o para ganar una carrera, el precio a pagar, muchas veces resulta muy caro.
Kilómetros y más kilómetros, madrugones cuando aún es de noche, sacrificar la hora de comer para entrenar, devorar millas más allá de la media noche y en algunos casos como el mío, casi siempre en soledad.
Durante días, meses, años, incluso décadas, hacemos todo eso, por un sueño, ya sea por una marca, por una carrera, por una victoria.
El problema viene cuando estás cerca del objetivo y llega la maldita lesión, enfermedad o vete tú a saber lo que, pero te impide tocar tu sueño cuando después de todo lo anterior nombrado, lo tocabas con la yema de los dedos.
Es en ese momento cuando llega la frustración.
Está claro que eso no lo va a decir ningún entrenador a ninguno de sus atletas, yo por lo menos jamás se lo diría. Lo cierto es que este deporte exige mucho y da poco, esta claro que cuando consigues lo que has ido persiguiendo, te olvidas de todo. Pero la realidad es que, si en una balanza se colocaran en una parte los sacrificios y en otras las alegrías, ni que decir tiene, que las de los sacrificios se hundiría de una manera estrepitosa.
En cierta manera este deporte es tan grande por todo eso, reparte las mismas sensaciones al atleta que quiere finalizar una maratón, como para el que se prepara para unos juegos olímpicos.
Yo en estos momentos estoy recibiendo mi dosis de frustración, llevo ya un mes con el dolor de espalda. No puedo entrenar casi, pero aun así muchos días he salido a rodar lento aguantando bastante dolor.
Y con este panorama llegamos al día de hoy, dentro de unas horas comienza el circuito diputación, con mi espalda a trozos y sin apenas haber entrenado durante el último mes. Aun así voy a tomar la salida en la primera carrera de diputación. En mi situación no debería correr, pero después del verano mi principal objetivo será la maratón de Valencia, y en ese momento no podré pensar en el circuito.
La carrera de mañana será solo para completar el cupo de 8 carreras obligatorias, si no fuera por eso por supuesto que no correría.
Pero como os decía antes, son las reglas del juego.