jueves, 17 de mayo de 2012

Corro, luego existo?


Martes 8 de Mayo.

Como de costumbre, bajé a entrenar al río a la hora de comer. Era un poco más tarde de lo habitual, si no recuerdo mal serían las dos y veinte.
El entrenamiento de ese día era bastante suave, así que me lo tomé con calma e hice los 2 primeros kilómetros sobre 5.
Cuando me encontraba a la altura del puente de las flores, vi al grupo con el que habitualmente suelo entrenar si no tengo un entrenamiento exigente.
Me cogí con ellos y nos fuimos dirección a la ciudad de las ciencias, hablando, de risas y contando como nos había ido el fin de semana a cada uno.
Hasta ahí todo bien, pero más o menos cuando estaba por la altura del Gulliver, noto un fuerte temblor en el pecho, al momento las pulsaciones se me dispararon sobre 185.
Le comenté al grupo que se fueran, que ahora les cogería, que no me encontraba bien.
Me puse a andar, esperando que me bajaran, pero cada vez la cosa empeoraba más.
Empecé a notar dolor en el pecho y hormigueo por mis brazos, en ese momento el pánico se  apoderó de mí.
Mi primer pensamiento fue: -llega al coche andando y sal de aquí cagando leches-.
(Quizá erróneo, pero igual me salvó la vida)
Yendo andando hacia el coche me crucé con el grupo de amigos de antes, les dije que me acompañaran al coche que me encontraba mal.
Me acompañaron todos al coche, trataban de relajarme en todo momento, pero yo cada vez me encontraba peor.
Una vez llegué al coche, sin perder ni un segundo llamé a mi padre y le dije que estuviera esperándome a la puerta de mi casa para ir al hospital.
El trayecto del río hasta mi casa, fueron los 7 minutos más largos de mi vida, aún no se como pude aguantar sin perder la consciencia.
Al llegar a mi casa salimos sin parar hacia el hospital, tardaríamos menos de 10 min en llegar pero a mí se me hizo eterno.
Ya en la puerta de urgencias bajé como pude, casi ni esperé a que se parara el coche, en ese momento y de camino hacia  la recepción del hospital ya empezaban a fallarme las piernas.
A los segundos me entraban con una camilla corriendo al ``Box´´.
A partir de ahí, recuerdo que habrían casi diez personas todos corriendo y agitados, casi que prefiero olvidarlo, dos goteros, pastilla debajo la lengua, oxigeno,  masaje en el cuello sobre la arteria carótida, a pesar de todo ello las pulsaciones no bajaban, en algún momento llegué a ver en el monitor 300 pulsaciones.
Al final me pusieron bolo intravenoso de adenosina, primero no hizo efecto, el segundo tampoco y a la tercera, sí. Prefiero no pensar que hubiera pasado si llega a ser que no. (La adenosina para el corazón unos 3 seg, algún día os contaré que se siente cuando te la pinchan).
Después del tercer pinchazo de 12ml de adenosina todo volvió a la normalidad, las pulsaciones se estabilizaron,  como es lógico estuve monitorizado unas 5h.
Sobre las ocho de la tarde salí del hospital, lo primero que vi fue a mi niña en el carrito riéndose, estando normal supongo que me hubiera derrumbado, pero iba muy medicado y mi mente no reaccionaba a casi nada.

Miércoles 9 Mayo.

El miércoles me desperté raro después de haber estado ``grogui´´ casi toda la noche,
Por la tarde fui al cardiólogo y me hicieron una ecografía en el corazón.
En la consulta del cardiólogo tenia tanto sueño que apenas me enteraba de lo que me decía, seguramente aún me estaría haciendo efecto el medicamento del día anterior.
De todas formas no se vió nada raro.

Jueves 10 Mayo

El jueves en general mi estado físico y emocional eran buenos.

Viernes 11 Mayo

El viernes, las cosas cambiaron completamente, físicamente me encontraba bien, pero psicológicamente me vine abajo.
Los días anteriores  supongo que un poco aturdido por el shock, no me había parado a pensar  en nada.
Pero cuando me desperté el viernes y pensé que (de momento) no podía entrenar, ni competir y que estaba vivo de milagro, el  mundo se me calló a los pies. Me invadió un vacío existencial y solo tenia ganas de llorar.
A medio día fui a llevar unos papeles para una resonancia cardiaca,  a la vuelta pasé por un tramo por donde transcurre la maratón, fue durísimo, se apreciaba un poco la línea del recorrido, me entraron ganas de bajar del coche y destrozarme las manos dando puñetazos a la línea del maratón, y gritar de rabia.
Al suplicio que sufría por no poder correr se sumaba el miedo por si me volvía a ocurrir.
El resto del día fue horrible.

Sábado y Domingo 12, 13 Mayo

Fin de semana de tormento, lágrimas y miedo.

Lunes 14 Mayo

El lunes fue bastante chungo,  a pesar de no dormir la noche anterior por el miedo, tuve que sacar fuerzas para acabar el día.

Martes 15 Mayo

A las 8 de la mañana me sacan 5 tubos de sangre.
Emocionalmente estoy jodido, pero me encuentro un poco mejor.
El miedo me sigue agarrotando.

Miércoles 16 Mayo

La verdad es que estoy mejor en todos los aspectos, por la mañana he conocido por teléfono a Enrique Ribera, un corredor que por medio del Facebook se puso en contacto conmigo para ayudarme desde su experiencia por un grabe percance cardiaco que sufrió en el 2006. Sus palabras me han sido de gran ayuda. 
Para comer he quedado con Alex Salvador –Responsable de marketing de Serrano- , una de las personas que más me han ayudado en estos momentos tan duros.
No quiero acabar este post sin agradecer todo el apoyo que he recibido estos días.

Me es imposible nombrar a todas las personas que me han ayudado, he recibido más de 200 llamadas de apoyo e infinidad de mensajes desde el miércoles.
Pero bueno, mi gran amigo José Luis Del Campo, no me ha dejado que me hundiera en ningún momento, al igual que él han estado ahí: Arturo Genario, Pedro Castillo, José Luis Poquet, Julio Pastor, Manolo Bastida, Carlos Alcalá, Plaza desde su blog , Rafa Simeón, Lucas, Carlos, Mariano Moreno y un largo etc.. No se me olvida nadie, pero me es imposible nómbralos a todos. A medida que os vaya viendo en persona os agradeceré vuestro apoyo.
Pero lo de Alex Salvador, es increíble, no tengo palabras, esta persona hace que uno se reconcilie con el ser humano.
Alex  en los peores momentos ha llegado a  llamarme hasta 4 veces en un mismo día para que no me hundiera en un pozo del que es muy fácil entrar, pero no tanto salir.
No puedo decir otra cosa que gracias y gracias.
No me quiero olvidar del grupo de corredores a los que entreno,  gracias a ellos he tenido la mente un poco ocupada y me ha evitado estar todo el día pensando en lo mismo. Gracias.