martes, 12 de abril de 2011

Al pie del cañón

Eran demasiados fines de semana sin competir, pero las molestias seguían ahí, por lo que dudé hasta el sábado por la mañana.
El hecho de que la carrera de Cheste estuviera dentro del circuito de diputación, hizo que al final actuara más con el corazón que con la cabeza.
Y cómo no, allí estuve, al pie del cañón.

Sábado, 9-4-11.
Carrera popular Villa de Cheste.
10500 metros
2700 participantes

17:00
Sobre los 17:00 H más o menos llegué a Cheste. Mantenía una tibia esperanza de que al estar un poco al interior, hiciera algo menos de calor que en Valencia. Mis esperanzas se disiparon cuando bajé del coche, no es que hacía menos, sino más bien todo lo contrario, hacía mucho más.
Durante el calentamiento, las sensaciones fueron bastante malas, pero bueno, pienso y hago la reflexión de que eso no es determinante, después en la carrera todo puede cambiar y a pesar de las sensaciones puedo competir bien.
Después de estar 8 min, de pie en la línea de salida con 36 grados y sudando como un descosido, se da la salida. Pasados 500 metros, me empieza a entrar el mal royo, no me encontraba nada bien, iba a ritmo de 3:20 y tenia la sensación de ir a 3 ``pelao´´.
Cuando pasamos el primer kilómetro, el grupo de delante se empezó a distanciar.
En ese momento tiré la toalla, era imposible, me costaba respirar, cada vez sudaba más, no tenia fuerzas ni para subir las rodillas y, poco a poco fui bajando el ritmo.
Pero claro, después empieza la voz interior a modo de entrenador a dar órdenes: ``Tio, que es diputación, que un puesto más o menos al final cuenta, vamos no te rindas ´´.
Decido hacer caso a mi consciencia y no me rindo.
Dado el agobio y el mal cuerpo que tenía, prefiero relajarme un par de kilómetros.
A partir del 4 subo el ritmo, y poco a poco voy adelantando a algún corredor.
Mientras tanto yo seguía fatal, tenía la boca, como si me hubiera comido una docena de polvorones, estaba rabioso porque llegara el avituallamiento.
Me habían comentado que los 4 últimos kilómetros eran de bajada, pero qué va, eso era un rompepiernas.
Los últimos kilómetros, ufff..... fatal, sufrí más que un Husky dentro de una sauna.
Pero bueno, a pesar del agobio no se me hizo largo.
Cuando cruce la línea de meta, ni mucho menos pensaba en la clasificación, sino en todo el dolor de espalda que durante toda la carrera me había azotado.
Me hundí, durante unos segundos me vine abajo, después preferí no pensarlo.
Al final 12º de la general y 9º de mi categoría.
Ni me cabreo, ni me alegro, la sensación es de absoluta indiferencia.




21:30
Después de ducharme, estuve estirando un rato.
Mientras estiraba empecé a notar una sensación que no correspondía a la que debería tener. No había dolor por ningún sitio, ni tenia la más minima sensación de cansancio y las piernas me las notaba sueltas.
No me lo podía creer, pero era así, me sentía de lujo.
Sinceramente, no tengo ni idea de porque me pasó eso, igual en vez del Powerade, se equivocaron y me dieron agua de Lourdes. No tengo ni idea.
Entonces, decidí que iba a correr en Xirivella, no podía reprimirme las ganas de correr una carrera sin dolor.

Domingo, 10-4-11.
Volta a peu a Xirivella:
7.300 metros
800 participantes

9:00
Quise apurar tanto el tiempo de dormir, que llegué con el tiempo justo (como siempre), así que apenas pude calentar un kilómetro.
Y, Plaff!!!! Se da la salida. De repente un corredor africano, sale enfilado hacia delante como si la carrera fuera solo con él.
Detrás quedamos un grupo de unos 5 o 6 corredores. Más o menos íbamos sobre 3:15, yo por mi falta de entrenamiento de los últimos meses voy muy justo, por lo que prefiero no hacerme el gallito y no asomar el morro por la cabeza del grupo.
Poco a poco fueron cayendo corredores, hasta que al final sólo quedamos 3.
Entonces, en el kilómetro 5, nos dicen que el de delante estaba ``petando´´.
Yo comento que voy mal y que no puedo tirar. Pero lo pienso dos veces y a pesar de ir muy justo, decido cambiar para intentar cogerlo, me daba igual quedar segundo que tercero, (el cuarto venia lejos).
Metí el kilómetro 6 a 3:13, pero me di cuenta de que era imposible pillar al primero, con lo que ya en el 7, mi ritmo se fue a 3:21.
A falta de 150 metros, me cogió el que venia 3º, cambió de ritmo y no pude hacer nada. Lo ví que me adelantaba como si yo estuviera parado.
En definitiva, 3º de la general y 2º senior.

Menos mal que fui a Xirivella, mentalmente me ha hecho mucho bien.
El hecho de que a pesar de estar casi sin entrenar, haya podido disputar la carrera, me hace coger mucha moral. Pero lo mejor de todo, es que mi hijita siempre podrá de decir que el primer fin de semana que acompañó a su papi a las carreras subió al pódium con él.