Han sido unas vacaciones raras.
Desde la última vez que escribí en el blog ya han pasado 2
meses, me hubiera gustado escribir durante el verano, pero he preferido no conectarme
a Internet, ni prestar atención a las redes sociales, lo siento por los mensajes
no contestados, en la medida de lo posible iré contestándolos estos días.
Como os decía, ha sido un verano muy extraño, nunca en mi
vida recuerdo haber estado un verano en
reposo sin hacer nada de deporte, estos meses he vivido con la consciencia
fijada totalmente en el presente, sin pensar en el pasado, ni el futuro.
Físicamente a principios de agosto ya estaba totalmente
recuperado y a día de hoy no hay ni rastro de las operaciones, las heridas han
cicatrizado y el dolor ha desaparecido.
En el último post que publiqué en julio, finalizaba diciendo
que el tema de correr ni se había planteado aún, pues bien a llegado la hora,
hoy miércoles día 19 tengo que ir al cardiólogo.
Durante el mes julio
pasé dos veces consulta, me dijeron que era demasiado pronto para poderme decir
si podía volver a practicar deporte, y debía esperar a septiembre; lo que sí me comentaron
es que no iba a haber término medio, o podría volver y correr como antes, es
decir compitiendo, o bien tendría prohibido el deporte.
Supongo que ante cualquier situación compleja o difícil que se nos presenta en la vida todos tendemos
a buscar un por qué o una causa, creo que es una manera de buscar una conexión
con los acontecimientos, que le den una coherencia a nuestra vida.
En mi caso no he querido buscar esa coherencia, al fin y al
cabo, en la vida nos suceden muchas cosas que nosotros no hemos buscado y a
pesar de ello nos ocurren.
El no pensar en el pasado ni en el futuro durante el verano,
no creo que haya sido un acto de resignación, en ningún momento he tratado de
autoengañarme, ni evadir la situación.
Vivir con la mente fijada en el presente no ha sido fácil,
ha sido un reto emocional para poder aceptar la incerteza y la inseguridad de
esta situación.
Durante todo el tiempo creía tener controlado el temor a no poder correr,
de hecho mal o bien lo he conseguido
todo este tiempo, pero hace unos días todo ha cambiado.
Todos estos meses he
dicho y me he dicho a mí mismo, que estaba preparado para aceptar lo que el
médico me diga que debo hacer.
Eso es lo que creía, pero a medida que se ha ido acercando
el día, la inseguridad y el nerviosismo se han apoderado de mí, de hecho llevo
tres noches sin dormir.
Creo que estoy ante uno de los momentos que van a marcar un antes
y un después en mi vida, y lo peor de todo es que yo no puedo hacer nada, por
mucha rabia que me de, será lo que tenga que ser.
No os voy a engañar, tengo miedo de no poder volver correr
ni hacer deporte.