miércoles, 19 de septiembre de 2012

Un antes y un después en mi vida



Han sido unas vacaciones raras.
Desde la última vez que escribí en el blog ya han pasado 2 meses, me hubiera gustado escribir durante el verano, pero he preferido no conectarme a Internet, ni prestar atención a las redes sociales, lo siento por los mensajes no contestados, en la medida de lo posible iré contestándolos estos días.
Como os decía, ha sido un verano muy extraño, nunca en mi vida recuerdo haber estado  un verano en reposo sin hacer nada de deporte, estos meses he vivido con la consciencia fijada totalmente en el presente, sin pensar en el pasado, ni el futuro.
Físicamente a principios de agosto ya estaba totalmente recuperado y a día de hoy no hay ni rastro de las operaciones, las heridas han cicatrizado y el dolor ha desaparecido.
En el último post que publiqué en julio, finalizaba diciendo que el tema de correr ni se había planteado aún, pues bien a llegado la hora, hoy miércoles día 19 tengo que ir al cardiólogo.
Durante el mes  julio pasé dos veces consulta, me dijeron que era demasiado pronto para poderme decir si podía volver a practicar deporte, y  debía  esperar a septiembre; lo que sí me comentaron es que no iba a haber término medio, o podría volver y correr como antes, es decir compitiendo, o bien tendría prohibido el deporte.
Supongo que ante cualquier situación compleja o difícil  que se nos presenta en la vida todos tendemos a buscar un por qué o una causa, creo que es una manera de buscar una conexión con los acontecimientos, que le den una coherencia a nuestra vida.
En mi caso no he querido buscar esa coherencia, al fin y al cabo, en la vida nos suceden muchas cosas que nosotros no hemos buscado y a pesar de ello nos ocurren.
El no pensar en el pasado ni en el futuro durante el verano, no creo que haya sido un acto de resignación, en ningún momento he tratado de autoengañarme, ni evadir la situación.
Vivir con la mente fijada en el presente no ha sido fácil, ha sido un reto emocional para poder aceptar la incerteza y la inseguridad de esta situación.
Durante todo el tiempo creía  tener controlado el temor a no poder correr, de hecho  mal o bien lo he conseguido todo este tiempo, pero hace unos días todo ha cambiado.
Todos estos meses  he dicho y me he dicho a mí mismo, que estaba preparado para aceptar lo que el médico me diga que debo hacer.
Eso es lo que creía, pero a medida que se ha ido acercando el día, la inseguridad y el nerviosismo se han apoderado de mí, de hecho llevo tres noches sin  dormir.
Creo que estoy ante  uno de los momentos que van a marcar un antes y un después en mi vida, y lo peor de todo es que yo no puedo hacer nada, por mucha rabia que me de, será lo que tenga que ser.
No os voy a engañar, tengo miedo de no poder volver correr ni hacer deporte.