Poco a poco voy cogiendo la rutina de entrenamientos como
en anteriores temporadas, pero hay algo que falla, no me salen los tiempos, no
meto la intensidad que debo, no sé, algo no funciona como antes.
Esta reflexión me la hacía hace unos días hasta que di con
el quid de la cuestión:
La concentración.
Esa es la clave, fue como una bombilla que se iluminó en mi
mente. No mantengo la concentración suficiente para entrenar, por lo que no
rindo en los entrenamientos como debo. No me canso de decirles a mis atletas que
este deporte es mental, si la mente no acompaña el físico no va, mira por donde
va y caigo yo en esa trampa.
En los últimos meses llegaba a los entrenamientos, los
hacía, es decir cumplía a modo de rutina y punto. Lo tengo claro, si quiero
progresar eso no puede ser así, para
poder rendir al máximo uno debe tener la cabeza y la motivación al 100% a la
hora de entrenar.
Para que os hagáis una idea yo siempre he sido un atleta
que no he perdonado ni un metro, ni un segundo en mi preparación, pero últimamente me permitía dejar algún
kilómetro, es más si el ritmo me era muy agobiante cedía segundos sin importarme
mucho.
Sin ir más lejos antes de mi primera competición, es decir
el 15k solo hice un día de series, hice 400 a 1´28´´, más lento que el ritmo que
llevé en la carrera, eso es algo muy significativo.
Aunque dispongo de poco tiempo, siempre he tratado de
dedicar unos minutos antes de acostarme a hacer ejercicios de visualización en
los que repaso la técnica, los ritmos, y la intensidad a las que tendré que
hacer frente en el entrenamiento del día siguiente.
No os quepa duda, ese tipo de cosas son las que marcan la
diferencia.
Echando un poco la vista atrás, recuerdo que en mi
preparación para el maratón del 2011,
hice un largo de 26 kilómetros por el cauce del río, en el que pasé por
los 21k en 01h:13min. Os aseguro que en ese entrene, mi mente no estaba pensando
en el próximo libro que me quiero leer o contra quien juega el Valencia el
próximo fin de semana.
Lo tengo claro a partir de ahora, mi nivel de autoexigencia
y concentración va a ser máximo, si no mejor que me dedique a jugar a la
petanca.
Ponerse un objetivo, eso es lo que te "enchufa". Sin eso es difícil que la cabeza justifique por qué hay que machacarse, pero una vez hay un objetivo cercano entonces la cabeza comienza a concentrarse.
ResponderEliminar100%100 de acuerdo contigo Gonzalo, de todas maneras hay veces que aunque tengas algún objetivo has convertido el entrenamiento en algo tan cotidiano en tu vida, que hay pegarse un toque, pero por supuesto que sí.
ResponderEliminarSi no hay un objetivo, no hay absolutamente nada que hacer.
Recuerdo que en una charla que fui de ponente y me preguntaron,-¿Que era para mi lo mas importante en una preparación?, respondí: Tener muy claro que el objetivo, la verdad es que noté que nadie se tomó mi respuesta muy en serio, pero así es Gonzalo.
Un saludo.